sábado, 13 de agosto de 2011

 
Pienso, pienso, pienso... pero me cansé de pensar sola, y ahí es cuando intento hablar. Y hablo, hablo, hablo... hasta que llego a preguntarme ¿alguien querrá escucharme? Tal vez si la pared hablara, también intentaría callarme.
Por eso es que escribo, deja de importarme si a alguien le interesa lo que digo. Al menos siento que dialogo con la birome y el papel, y quizás también con alguien que voluntariamente lo decida leer.





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