viernes, 4 de noviembre de 2011

Creo haberme tomado demasiado en serio el verbo "RETROCEDER"...



Estaba conduciendo demasiado rápido... y, ¡pequeño detalle!, los vidrios se hallaban empañados. No lograba visualizar realmente hacia donde me dirigía, pero disfrutaba de este “extraviarme”. Estaba experimentando cosas que hacía mucho que no se me presentaban, y eso, en cierto modo, me gustaba.
Pisé fuerte el acelerador, mi risa iba al compás de todo eso, realmente me volvía a sentir viva.
Pero, de repente, algo no me gustó, en mi ser se produjo un sacudón.
Y empezó a llover, gruesas gotas se deslizaban sobre mi pantalla. Mis ojos fueron imitando ese ritual.
Automáticamente se encendieron los limpia-parabrisas, y empecé a ver todo más claro, la realidad se había tornado temiblemente fría.
Miré a mi alrededor y descubrí que me hallaba en un bosque, oscuro, muy parecido a un laberinto de esos que a simple vista no se les encuentra una salida.
Me percaté de cuanto me había adentrado allí. Un sentimiento de desesperación me hizo estremecer, el sudor de mi frente se mezclaba con mis lágrimas, igual de saladas. Impulsivamente tomé la palanca de cambio, y a toda velocidad, liberando un grito tan fuerte como correspondiente,
                                               dí marcha atrás.

Mi desesperación logró que retrocediera tan fuerte, que me topé con un árbol ya seco, pero gigante.
El golpe me desorientó aún más. Ahora mi cabeza daba tumbos y mi pulso se había acelerado demasiado.
Y, para mi asombro, al voltear la mirada, comprobé que aquello con lo que me había topado resultó ser aquel árbol, que alguna vez había sembrado, pero que ya hacía mucho tiempo que no me acercaba a regarlo.




martes, 1 de noviembre de 2011


¿Dónde ir? ¿Qué camino tomar? Con tanta nebulosa en el medio no puedo pensar, y mucho menos decidir.
 Estoy harta de caer, me arden las rodillas, mi pulso ha cambiado,
y este tajo en el pecho me pide que regrese a donde partí.
Sin embargo no logro encontrar el camino de vuelta.




Me asusta y me lastima pensar que quizás ya no pueda dar marcha atrás.